‘Siempre fui muy rebelde’: Esther Mora Soto, pionera del futbol femenil
Esther Mora Soto, pionera en el futbol femenil, "la rompió" en Italia como la primer mexicana profesional en el extranjero. En México todo cambió.
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Esther Mora Soto, pionera en el futbol femenil, "la rompió" en Italia como la primer mexicana profesional en el extranjero. En México todo cambió.
Esther Mora Soto, la primera futbolista profesional mexicana en jugar en Europa, tuvo que ser “Pepito” para estar dentro de una cancha con el equipo Real Taxqueña, en la Ciudad de México (CDMX).
Iba en segundo año de primaria y estaba acostumbrada a jugar en las retas con otros niños cuando Ray, un joven de entre 19 y 20 años, llegó a vivir al conjunto habitacional e inició un equipo. Sin embargo, le advirtió que por ser niña no la dejarían pertenecer a Real Taxqueña.
Nacida el 25 de mayo de 1958, reconocida en el Salón de la Fama y como la mejor jugadora extranjera; ganadora de tres campeonatos de goleo y dos títulos de liga en la Serie A de Italia con el Alaska Leacce, una jugadora “pequeña y habilidosa” y la séptima de nueve hermanos.
Esther Mora, pionera en el futbol femenil, narra para La-Lista News cómo vivió el deporte más popular del mundo como niña y mujer a propósito del libro “Érase una niña que jugó futbol”, escrito por Enrique Ballesteros.
¿Por qué Esther Mora tuvo que ser ‘Pepito’?
Eso sucedió cuando no había futbol femenil y me moría por jugar al futbol en el equipo donde estaba uno de mis hermanos. Ahí dijeron pues la metemos y le ponemos así (Pepito) porque era fundamental dentro del equipo, ya de niña, ya era es fundamental en el equipo y el joven que traía el equipo dijo pues metemos Esther y decimos que es ´Pepito´. Fue en esa época cuando uno dos tres ocasiones me metieron a jugar por siendo Pepito.
¿Cuándo dejó de ser ‘Pepito?
Mi padrino (Javier Castellanos) luchó hasta más no poder para que me aceptaran como niña en la liga hasta que pude jugar como Esther, con mi registro, como una jugadora siendo niña en el equipo de niños. Hizo esa labor y para mí fue muy grato porque ya no tenía que ponerme otro nombre.
A mí siempre me ha gustado ser niña, siento que somos más más hábiles en muchas cosas de verdad. Yo adoro haber sido niña, adoro haber jugado este deporte (futbol) y para mí es una cosa excepcional todo lo que me está sucediendo ahorita, que te estén reconociendo toda una labor de tantos años tanto como jugadora, como entrenadora porque a eso me dediqué toda mi vida.
Siempre fue zurda, ¿encuentra alguna analogía con ser rebelde?
Fui siempre muy rebelde. Pero esa rebeldía no fue negativa, sino que siempre, desde niña, no me dejé minimizar ni manipular. Me decían ‘eso no es para niñas’, porque yo practicaba todo lo que fuera, todo no veía si era para niños o niñas y entre más me decían más lo hacía, entonces esa rebeldía me ayudó mucho a hacer lo que soy.
¿Tenía algún tipo de ritual antes de entrar a la cancha?
No, (jugar) era algo que yo ya quería que ya sucediera, algo que me encantaba hacer y no había ni el tiempo para estar pensando, voy a hacer esto u el otro. Te voy a decir una cosa que nunca hice: respetar (completamente) las indicaciones del entrenador.
Respeté muchas cuestiones tácticas, de formación, pero en cuestión de habilidad de juego o de cómo me proyectaba dentro del campo, no. O sea, porque en el momento hay un esquema y hay que respetarlo, pero rompía ese esquema. Yo no estaba jugando solamente mi posición, me iba de un lado a otro, era muy inquieta dentro del campo y hasta que recuerdo que uno de los entrenadores dijo ‘Esther es libre para jugar en toda la cancha’ y era una persona que corría muchísimo, no tenía límites de parar, me la vivía corriendo, armando y anotando.
¿Cómo jugó Esther Mora en el Alaska Lecce?
Me tracé una meta sin apoyo, sin saber si me iba a ir bien o mal, me fui a la deriva. Me propuse una cosa, hacer bien lo que sabía, pero para mí, el que reconociera mi labor en otro lado me llenó de mucho orgullo, pero sí me dolió que en mi propio país no (me reconocieran).
Mi desarrollo allá hizo mucha diferencia, lo puedas demostrar cuando no creían en mí en el partido de selecciones extranjeras contra Italia. El entrenador dijo ‘cómo crees que la voy a meter a la cancha, está muy pequeña’. Yo nunca me medí por la fuerza ni por el tamaño. La persona que que me había contratado hizo que me metieran y esos dos minutos los aproveché; anoté y empatamos. A partir de ahí fui titular.
Afortunadamente fui la primera futbolista mexicana contratada siendo profesional, fue un logro muy grande. Disfruté mucho el haber sido profesional, el haber logrado algo que hasta en la actualidad muchos hombres quieren, estar profesionalmente jugando en el extranjero, es un orgullo ser mexicana.
¿Llegó tarde el reconocimiento?
Llegó un poco tarde, pero las cosas llegan, todo tiene su momento. Aunque hay mucha historia todavía perdida de grandes futbolistas, es momento también de darles voz y voto a esa gente que que hoy por hoy el futbol está actual, o sea, no dejaron caer ese afán por el por este deporte si hubo gente que luchó, luchó mucho y y hubo mucha gente que tenía mucha calidad como futbolistas y no se les ha reconocido y no estoy hablando de las personas del Mundial.
Siempre debemos enfocarnos en la calidad de la persona, en su calidad como jugadora en este caso, el futbol, no guiarse por otros aspectos, aquí ha sucedido mucho eso. Entiendo que para estar en un lugar preponderante, como ahorita es el Salón de la Fama, tiene que ser una historia que tenga trayectoria que haya distinción.
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¿Cómo era la afición en Italia en los 70´s?
(El estadio estaba) lleno, era, cómo te diré, al menos donde me tocó me tocó estar, en el momento y en la época que me tocó, decían que había mucho machismo, pero todas las veces que jugué jugamos un domingo en casa y otro fuera todas las veces vi lleno. Lleno total en el en donde jugábamos había mucha afición entonces, pues eso más te motivaba porque aquí llegó a verlo en un momento, pero fue nada más un chispazo y se desapareció todo eso aquí.
Eran cosas que te desaniman y afortunadamente se dio la fortuna de que yo pudiera irme pudiera estar en un lugar diferente.
¿Qué hizo con su primer sueldo de 25 mil pesos mensuales?
Tenía la ideología de guardar mi dinero y traerlo mi casa. Desgraciadamente mi dinero no lo pude sacar todo porque en ese tiempo que estuve allá hubo un problema en cuestión del dólar, me pagaban en dólares. Incluso a los mismos italianos no les permitían sacar cierta cantidad de de dinero del país, por la cuestión de que una vez encontraron, creo que a Sofía Loren, maletas con dólares, entonces se quedó ese esquema.
Incluso como italiano tenías una sola vez al año para poder cambiar a dólares y cierta cantidad para poder salir, entonces a mí me ayudaron como 20 o 25 personas que no iban a viajar ese año y pude cambiar algo de ese dinero, pero tuve que invertir lo demás porque no podía pues tampoco dejar mi dinero. Llegando a México también fue un caos y me quitaron dinero.
¿Qué implicó estar en una cancha?
Fue muy difícil para mí, era muy difícil para la mujer que pudieras practicar algún deporte o algo que solamente estaba estipulado para los hombres. Para mí fue el romper un esquema, claro no lo pensé en la niñez, pero fue dejar ver que la mujer tenemos capacidad para muchas cosas.
Hubo muchas anécdotas en ese aspecto, a veces insultos de gente machista que desgraciadamente aún prevalecen, aunque menos que antes. Me ponían nombres que mejor ni mencionarlos porque no tiene caso, para mí simplemente era divertirme, gozar ese deporte, no sé de dónde me nació porque en mi casa no lo hacían, para mí fue muy grato. Desde que empecé a sentir una pelota para mí era todo, yo no necesitaba otro juguete, otra cosa para ser feliz, más que una pelota.
Empezaba a ver a los niños jugar, primero te rechazaban, normal, la o sea la la cultura que tenían que se ha tenido no esto no es para niñas, pero cuando empezaron a ver que yo tenía la capacidad de hacer ciertas cosas que incluso a ellos no le salía, pues ahí empezó la competencia empezó y ya como niños verla de otra manera, nos empezamos a hacer amigos. Hacíamos equipos. A veces se peleaban porque yo fuera de un equipo del otro porque no sé algo muy innato que se me dio.
Esther Mora y el mensaje para las nuevas generaciones
Que se enfoquen en sus sueños, la apariencia a veces se engaña, pero simplemente el hecho de que tú te enfoques y no decaigas en lo que tú quieres, cuando ya te plantaste un propósito, mantenlo, lucha por él, prepárate, insiste y es así como se logran las cosas, sin desistir.
Que las niñas, las nuevas generaciones entiendan que los propósitos que uno se ponga siendo mujer los podemos lograr, cualquier cosa, tenemos capacidad para desarrollarnos de una y mil maneras. Hay que apoyar la igualdad de género, que sea diferente, ya estamos en otro siglo y esas cosas deberían ser diferentes, caminando de la mano podemos hacer muchas cosas. La sociedad se dio cuenta que no somos esa ese personaje sumiso que está siempre bajo el yugo de otra persona, porque no es lo justo.
¿Qué sueños le faltan por cumplir?
Hay muchos todavía y creo que mientras tenga vida los vamos a tener ahí. En lo personal mi trabajo de toda la vida fue ser entrenadora, conducir un equipo y creo que que todavía hay un sueño sobre eso y vamos a ver qué pasa.