¿Preocupación o desinterés? Esto piensa la primera generación de estudiantes que ingresa al bachillerato sin examen Comipems ¿Preocupación o desinterés? Esto piensa la primera generación de estudiantes que ingresa al bachillerato sin examen Comipems
Aunque para algunos jóvenes es una ventaja que ya no haya examen Comipems, a otros les causa preocupación y hasta inconformidad. Conoce aquí algunas de sus reflexiones. Portada: Majito Vázquez

María José Serrano y Carlos Aguilar cursan tercero de secundaria. Ambos tienen 14 años y son parte de la primera generación de alumnos que ya no tendrá que presentar el examen Comipems para entrar al bachillerato. Aunque coinciden en su intención de seguir estudiando, sus condiciones de vida son muy distintas y sus expectativas también.

María José vive en la delegación Iztacalco con su papá y su mamá. Su meta más grande es estudiar en Ciudad Universitaria y eso ha tenido en mente desde que empezó a prepararse para el examen.

Estudia en una secundaria privada, y los profesores de su instituto dedican una hora, todos los viernes, a realizar ejercicios similares a los del examen Comipems para las materias de física, química y habilidad matemática.

Pero para ampliar sus posibilidades de ingresar a la UNAM, sus padres le pagaron un curso en la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias Sociales y Administrativas, mejor conocida como UPIICSA, una sede del Politécnico que le queda cerca de casa. Las clases son los sábados y el paquete incluye 20 sesiones.

Carlos, por su parte, vive en Chimalhuacán, Estado de México, con su mamá, su hermano y sus abuelos. La mayor parte de su infancia vivió en Ecatepec, pero tuvo que mudarse cuando sus papás se separaron y su madre enfermó.

El joven asiste a una secundaria pública, pero falta con frecuencia a la escuela. Aunque su mamá tenía la intención de registrarlo en un curso gratuito de preparación para el examen Comipems, tanto él como ella olvidaron la fecha de registro y el joven perdió su lugar.

María José quiere estudiar en la Preparatoria 6, la escuela con mayor demanda de la UNAM, y Carlos en el CCH Oriente, el Colegio de Ciencias y Humanidades más cercano de su hogar, es decir, a 1 hora y media de distancia.

El deseo de ingresar a la UNAM

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Aunque desapareció el examen Comipems, la UNAM y el IPN mantienen este filtro de ingreso a sus escuelas. Foto: Pexels

A Carlos y María José les gustaría estudiar en la Universidad Nacional Autónoma de México, los dos han escuchado que es una buena escuela, que es gratuita y que tiene los mejores egresados. Pero si les preguntas de manera directa, las razones por la escogieron como su primera opción no son precisamente esas.

Carlos admite que “no hay una motivación para ir al CCH”. También afirma que solo quiere esa escuela “porque su mamá y su tío le dijeron que debía ponerla”.

María José en cambio quiere ir a la Prepa 6 por tres razones: porque le gusta la zona en la que está ubicada, “porque el plantel se ve bien comparado con otras escuelas” y porque su mamá podría recogerla en el carro, en caso de ser necesario, ya que su trabajo queda por ahí.

Si Carlos lograra quedarse en su opción favorita tendría que tomar una combi y el RTP, y salir a las 5 de la mañana de su casa, considerando que debido al tránsito y la distancia podría tomarle hasta dos horas llegar a la escuela. Además, se enfrentaría por primera vez a la necesidad de viajar solo en el transporte público.

Los dos estudiantes aseguran que se están esforzando para lograr el cometido. Carlos dice que “a veces estudia un rato” y que repasa sobre todo matemáticas porque en un examen simulación fue la materia en la que tuvo más errores, pero de las otras disciplinas no “se preocupa tanto”. María José no solo acude los sábados a su curso de seis horas, sino que recibe clases particulares de esta materia semanalmente.

¿Fue una buena decisión desaparecer el Comipems?

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Algunos estudiantes de secundaria temen que el examen de la UNAM vaya a subir de complejidad tras la desaparición del Comipems. Foto: Pexels

Carlos Aguilar cree que sí. Para él “está bien que ya no haya examen” y en caso de no alcanzar los puntos para el CCH tiene su mirada puesta en el Bachilleres 10, ubicado a un costado del Metro Pantitlán. No le parece injusto “ni nada por el estilo”, pero tampoco le provoca una particular emoción.

El adolescente cree que el examen era muy difícil y que “ahora será más fácil inscribirte y escoger en dónde quieres estudiar”. Además, confía en su suerte en caso de que le toque ser sorteado.

En cambio, María José se muestra inconforme. Le preocupa que esta decisión afecte su futuro o desate caos en el proceso de selección, en detrimento de aquellos que llevan años esforzándose para entrar a la prepa. Además, teme que “al hacer la UNAM su propio examen sea más pesado que el de Comipems”.

Es muy injusto, el examen regulaba las opciones y si ya no hay examen para otros lugares, todo mundo va a querer ir a la prepa. Antes el Comipems servía de filtro y si no hacías un buen examen te tenías que esperar otro año y creo que eso estaba bien”, afirma la estudiante.

María José sabe que además del Politécnico y la UNAM hay otras opciones para cursar el bachillerato, pero asegura “que nadie quiere estudiar ahí, porque hay mejores lugares para tener una buena educación”.

En ese sentido, Carlos la respalda. Él definitivamente no tiene pensado inscribirse en un Conalep, “porque hacen memes y burla de quienes estudian ahí”, pero con el Bachilleres no tiene problema porque su hermano quedó en esa escuela y “le va bien”.


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La desaparición del Comipems es una decisión que ha causado polémica entre estudiantes, profesores y padres de familia. Foto: Pexels

María José y Carlos viven el proceso de ingreso a la prepa de manera diferente, estudian de la mejor manera que pueden, pero no tienen los mismos hábitos ni las mismas condiciones de vida.

Él habita en uno de los municipios más marginados del país, dónde casi el 60 por ciento de la población vive pobreza moderada, sus maestros faltan con frecuencia a la escuela y a él tampoco le parece grave no llegar una vez a la semana. Los fines de semana ayuda en el negocio familiar e invierte más de cinco horas diarias en el celular. Su mamá es madre soltera y trabaja largas jornadas para sostenerlos a él y su hermano.

Ella vive en una familia con cierta holgura económica, sus padres pueden pagarle cursos y clases que refuercen sus aprendizajes escolares. Entre semana tiene horario extendido y los fines de semana dedica horas extra el estudio y el ocio. Es hija única y us papás regulan sus horas frente al celular, para que no se distraiga de sus deberes. Ambos la ayudan con tareas y trabajos.

Él no se siente especialmente motivado por la escuela, ella sí.

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