¿Con qué se queda el PRI de ‘Alito’? Sin líderes históricos, sin CTM y con pocos militantes ¿Con qué se queda el PRI de ‘Alito’? Sin líderes históricos, sin CTM y con pocos militantes
El PRI de Alejandro Moreno se queda sin militantes, sin "peces gordos" y sin CTM.

El PRI de Alejandro Moreno, dirigente que aspira a la reelección, quedará reducido a un montón de liderazgos locales que serán incondicionales a su presidencia en tanto el partido les sirva como marca, pero sobre todo como fuente de recursos.

Así lo plantea Gustavo López, analista político y profesor de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey, luego de que políticos de cuña y cuadros emblemáticos del PRI han salido en desbandada al menos desde 2021.

“Alejandro Moreno tiene la apuesta de purgar al PRI. En realidad, se va a quedar con los que pueda, pero solo a partir de los recursos que tiene para ofrecer. Al final de cuentas se trata de una franquicia que tiene todavía en algunos estados, grupos locales que funcionan como parte de la marca y que se mantendrán en él en tanto necesiten del partido”, comenta.  

Para ser electo en 2019, Moreno usó los contactos y la plataforma de grupos poderosos en el PRI, como los Murat y los Del Mazo, pero en cuanto llegó al puesto allanó un terreno que a largo plazo le permitiría prescindir de ellos y concentrar todo el poder.

Hoy, las lealtades que cultivó en diversas áreas operativas del PRI, como el Consejo político nacional, le han ayudado a blindar sus polémicas decisiones.

Moreno, conocido como “Alito”, ya extendió su periodo en la dirigencia en dos ocasiones y ahora, mediante artimañas y vacíos legales, está listo para reelegirse y acabar con todo aquel que intente impedirlo.

Entre sus detractores se encuentra una larga lista de exgobernadores, expresidentes del partido, exsecretarios de Estado y exconsejeros nacionales que aunque tienen el nombre, no tienen la fuerza para replegarlo.

La desbandada

La desbandada del PRI ocurrió en dos niveles y arrancó cuando menos desde hace siete años. 

Por un lado, dice Gustavo López, se fueron los “pesos pesados” por desencuentros con Alejandro Moreno, ofertas del partido oficialista y diferencias irreconciliables. Por el otro, se fue una parte de la militancia local que vio en Morena una nueva mina de oro.

“Ya desde 2017 ocurrió en los estados esta desbandada. A escasos meses del triunfo de Andrés Manuel López Obrador, a nivel estatal los grupos comenzaron a migrar. Morena es a donde se ha movido una parte importante de esos exliderazgos priistas”, precisa.

Hasta 2017, el tricolor tenía 6.3 millones de militantes. En 2020, su padrón quedó reducido a 2 millones 65 mil integrantes y a finales del 2023, el Instituto Nacional Electoral (INE) verificó que había perdido más de 600 mil afiliados. Es decir, solo le quedaban 1.4 millones, menos de la cuarta parte.

Al tiempo que el PRI perdía militancia, Morena la ganaba. Entre 2020 y 2023, el partido guinda sumó a sus filas a casi 2 millones de personas, para ser exactos 1.8 millones.

En cambio, la renuncia y separación con sus figuras federales fue gradual y se acrecentó en cada periodo electoral.

Los primeros en saltar del barco durante este sexenio fueron los exgobernadores Quirino Ordaz, Claudia Pavlovich y Carlos Miguel Aysa, de Sinaloa, Sonora y Campeche, respectivamente.

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Las lealtades que cultivó Alejandro Moreno en diversas áreas operativas del PRI le han ayudado a blindar sus polémicas decisiones.

Todos aceptaron encargos del gobierno federal en el extranjero, se les acusó de entregar el estado a Morena en 2021 durante la renovación de los ejecutivos estatales y fueron expulsados del partido. Alejandro Moreno los tachó de traidores.

Su distanciamiento con Alejandro Murat y Omar Fayad tuvo lugar el año siguiente. En 2022, el PRI también perdió Oaxaca e Hidalgo y el presidente del partido atribuyó la derrota a que los mandatarios tenían un acuerdo “inmoral” con Morena.

Antes de que Fayad siguiera los pasos de Quirino y aceptara un encargo diplomático, renunció al partido en junio del 2023 y acusó que en el PRI “habían sido coartadas sus posibilidades de participación” desde la dirigencia nacional.

Murat, por su lado, tardó más en hacer público su respaldo a Morena, pero terminó renunciando en noviembre y afirmando que el PRI encabezaba “la política del miedo, del odio y del cinismo”.

José Murat, padre de Alejandro, fue precisamente el gurú político de “Alito” Moreno y terminó despidiéndose de la Fundación Luis Donaldo Colosio en el mismo periodo en que su hijo dejó el tricolor.

La cascada de gobernadores salientes que rompieron relaciones con el PRI y con “Alito” terminó en 2023 con Alfredo del Mazo, quien perdió el bastión más importante del priismo nacional: el Estado de México.

El mexiquense fue reconocido por López Obrador por “su imparcialidad en el proceso” y recibió reproches de Moreno y la coalición PRI-PAN-PRD de no mover un brazo en la elección, pero fue hasta mayo del 2024 que finalmente se quebraron las relaciones de manera pública con la expulsión de Del Mazo.

El integrante del grupo Atlacomulco y descendiente de una de las familias más influyentes del PRI se lanzó contra Alejandro Moreno al tacharlo de “personaje nocivo, nada confiable, mentiroso, cínico y traidor”.

Sin embargo, Gustavo López puntualiza que los Del Mazo y los Murat son responsables del autoritarismo de “Alito” en tanto que hicieron un mal cálculo político.

“Ellos hicieron mal el cálculo político, porque lo impulsaron al poder sin tomar en cuenta el riesgo que suponía. Lo dejaron operar libremente y Moreno vio la oportunidad de perpetuarse en la dirigencia sin ningún contrapeso al interior”, detalla.

¿Con qué se queda el PRI de ‘Alito’? Sin líderes históricos, sin CTM y con pocos militantes - Alejandro-Moreno
La 24 asamblea nacional del PRI aprobó la modificación a los estatutos del partido, lo que abre la puerta a la reelección de Alejandro Moreno como líder nacional.

Todo el poder

El PRI de Alejandro Moreno no solo soportó la renuncia de sus exgobernadores sino que en agosto del 2023 lo cimbró la de sus legisladores: Miguel Ángel Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu, Eruviel Ávila y Nuvia Mayorga.

Priistas, también de cuña, que abandonaron el partido y que alertaron que se encontraba “secuestrado por una dirigencia que no daba resultados y que imponía únicamente a sus incondicionales”. 

El grupo se erigió al interior del PRI como un bloque crítico y que intentó crear contrapesos al poder de Moreno, pero finalmente resultó segregado y castigado. 

Hoy, un nuevo bloque de priistas ha denunciado que Alejandro Moreno no debe reelegirse y le demandan su renuncia tras los desastrosos resultados electorales. Lo conforman los expresidentes del partido: Dulce María Sauri, Pedro Joaquín Coldwell, José Antonio González y Enrique Ochoa Reza.

Pero todo apunta a que otra vez no tienen las herramientas para vencerlo.

López Montiel, analista y profesor del Tec de Monterrey, indica que Moreno es más fuerte que las figuras que quieren hacerle frente porque cuenta con una base social que los disidentes no tienen.

“Muchos de sus críticos tienen el nombre político, pero no la fuerza política. La misma Beatriz Paredes, Dulce María Sauri u Ochoa Reza podían negociar posiciones gracias a su experiencia, pero no lo hacían con una base social de por medio. No son líderes sindicales. No tienen este respaldo de miles y Moreno sí lo tiene gracias a las alianzas que cultivó”, dice.

Mientras que el doctor en Ciencia Política Emilio Vizarretea anticipa que de ser expulsados, terminarían convertidos “en los héroes que intentaron salvar a la institución que es el PRI”.

Fuente de recursos

El PRI ya no cuenta tampoco con las organizaciones sociales que a lo largo de su historia le dieron fuerza y militantes.

La Confederación de Trabajadores de México (CTM) se separó formalmente del tricolor este mes de julio y apuntó que el partido ya no velaba por el bienestar de los trabajadores, pero sí “por el de una camarilla”.

El secretario general adjunto de la CTM, Fernando Salgado, renunció a su militancia y se unió así a la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), que en 2021 anunció el fin de su voto corporativo para el PRI.

Sin las organizaciones, sin tres cuartos de su militancia, sin sus familias de abolengo y sin sus cuadros emblemáticos, el PRI queda reducido a los incondicionales de Alejandro Moreno, que tarde o temprano hallarán una mejor oferta en otro instituto político.

No obstante, el partido aún le sirve a “Alito” como arma de negociación a mediano plazo y como fuente de subsistencia.

“Alejandro Moreno solo quiere del PRI un sello que le garantice recursos, una bancada con la que pueda negociar e impunidad, porque al final él tiene averiguaciones abiertas tanto a nivel local como federal y lo que está buscando es protección”, dice Gustavo López.

Para el especialista, la desaparición del tricolor, antes partido hegemónico, no se vislumbra en el corto plazo y como ejemplo pone al PRD que sobrevivió sin Andrés Manuel López Obrador durante dos sexenios. Y anticipa que aún en la situación que se encuentra, el PRI funciona para la supervivencia de Alejandro Moreno y la repartición de cuotas entre cuates.

El académico de la UNAM Emilio Vizarretea finalmente recuerda que “Alito” puede estar equivocado con las decisiones que ha tomado, pero subraya que ninguna “organización se suicida sin antes mostrar resiliencia”.

En ese sentido, anticipa, todavía veremos más de eso al interior del PRI.

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