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Politólogo de formación y periodista por vocación. Ha trabajado como reportero y editor en Reforma, Soccermanía, Televisa Deportes, AS México y La Opinión (LA). Fanático de la novela negra, AC/DC y la bicicleta, asesina gerundios y continúa en la búsqueda de la milanesa perfecta. X: @RS_Vargas
Un trasatlántico de recuerdos
“El Patio” ya no existe, “La Trasatlántica” cerró sus puertas y mi viejo murió en 2009 y José José una década después.
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“El Patio” ya no existe, “La Trasatlántica” cerró sus puertas y mi viejo murió en 2009 y José José una década después.
En la esquina de Atenas y Abraham González estaba “La Trasatlántica”, la cantina donde mi papá y sus amigos jugaron dominó todos los martes durante casi 40 años. No era borrachera, se reunían después del trabajo y “echaban ficha”. Algunas veces, claro, la tertulia terminaba a la vuelta, en “Los Marcianos”, un cabaret que estaba sobre la calle de Bucareli y al que mi viejo me invitó una vez. Cabaret, no table dance. En “Los Marcianos” había orquesta, ficheras y se bailaba música tropical. Sólo una vez mi papá me llevó a ese lugar. A él le gustaba otro cabaret, el San Luis, en la calle del mismo nombre, a media cuadra de Avenida Cuauhtémoc. Creo que ahora está de moda.
En los años 80, el número nueve de la calle Atenas era el epicentro de la vida nocturna de la Ciudad de México. Entre 1938 y 1994 “El Patio” fue un lugar en el que se presentaron artistas y agrupaciones famosas de México y de otros países. José José fue el amo y señor de ese lugar. A una calle de ahí”, en Bucareli 69, frente al Reloj Chino, está Suppli Café, la cafetería en la que trabaja desde hace unos meses mi hija. A unas cuadras está Televisa Chapultepec, mi casa laboral durante ocho años. En la calle de Versalles está la funeraria García López, donde despedimos a mi papá en octubre del 2009. En la misma capilla se veló al tío Marcos Olaya, su esposa Gloria y Fernando, un primo de mi papá. Ahí también le dijimos adiós a la tía Estela.
“La Trasatlántica” cerró después de la pandemia. Pili, una amiga del ITAM, me contó que Pepe, el dueño, era amigo de su papá. Mi viejo lo mencionaba algunas veces. Pili dice que ahí comió uno de los mejore chiles en nogada de su vida. La torta de pierna horneada de “La Trasatlántica” era inolvidable. En esa cantina, con mi papá, iniciamos un recorrido cantinero a mediados de los 90 con mis amigas de la universidad. Dafne y Georgina Olson lo recuerdan muy bien.
Poco después de la muerte de mi viejo quise retomar la tradición, un martes fuimos a jugar dominó Ángel Sánchez, el ingeniero Huelgas, el Gordo Jorge, primo de mi papá y yo. Fue una noche triste en la que casi no hablamos. No nos volvimos a ver.
Frente a “La Trasatlántica” está la Secretaría de Gobernación. Siempre quise trabajar ahí. El Palacio de Cobián es uno de los edificios más hermosos de la Ciudad de México y debe su nombre a un comerciante español, Feliciano Cobián, que compró un lote ahí y contrató al arquitecto Emilio Dondé para construir su casa. En 1909, justo antes de la Revolución, el Palacio de Cobián fue incautado por el gobierno de de Porfirio Díaz y ofreció el edificio brevemente a la delegación de los Estados Unidos en nuestro país. Los gringos rechazaron hacer ahí su embajada. Desde 1911 el edificio pertenece al Gobierno Federal.
Emilio Dondé es más conocido por la Iglesia de San Felipe Jesús en la Avenida Madero. Frente a Suppli hay un condominio mamón que lleva su nombre. Bucareli fue, durante más de 100 años, la avenida más importante de la Ciudad de México, fue inaugurada en 1775 y debe su nombre al virrey Antonio María de Bucareli y Ursúa.
A la vuelta del Palacio de Cobián, sobre Abraham González, estuvo durante muchos años el edificio de la Federación Mexicana de Futbol (FMF). Recuerdo haberlo visto en fotos de los diarios Esto o el Ovaciones cuando mi papá los llevaba a casa. Nunca me imaginé que como reportero iba a hacer aburridas guardias los lunes por la noche cuando sesionaba la Comisión Disciplinaria de la FMF o los días de cierre de registros, cuando algunos equipos tenían la “puntada” de meter el nombre de Romario o Jürgen Klinsmann entre sus posibles fichajes. Bucareli y la colonia Juárez, de alguna manera la vida me regresa a ese céntrico barrio. “El Patio” ya no existe, “La Trasatlántica” cerró sus puertas y mi viejo murió en 2009 y José José una década después. El destino se encargará de juntarlos en otra dimensión, donde las marquesinas volverán a brillar y se escucharán en los altav