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Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_
Santa Cecilia, necesitamos más músicos
El desdén empieza desde que se considera a la música, la danza y las artes plásticas o escénicas como una pieza complementaria en la currícula escolar.
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El desdén empieza desde que se considera a la música, la danza y las artes plásticas o escénicas como una pieza complementaria en la currícula escolar.
Este viernes se conmemoró a Santa Cecilia, la patrona de los músicos. Miles de personas que se dedican a esta profesión le rinden un homenaje con misas, mayordomías y música. El objetivo, además de venerarla, es que no les falte trabajo a lo largo del año. ¿Por qué tanta fe en este rito? ¿Por qué otras profesiones no hacen algo similar?
A diferencia de otras carreras como la medicina, el derecho o alguna ingeniería, hay personas que todavía no consideran a la música como una profesión. La miran como un hobby o un pasatiempo que se hace en el tiempo libre: soy contador, pero los fines de semana toco con mi banda de rock. Detrás de todo esto hay un entramado que no le ha hecho justicia a todas las artes.
Primero, el mercado laboral ha relegado a las humanidades y artes de una forma “profesional” de ganarse la vida. Desde la globalización y tecnocracia de los años 80, los planes educativos se han encargado de preparar a las nuevas generaciones para satisfacer las necesidades de la industria.
Ejemplo de lo anterior es el estudio Compara Carreras del Instituto Mexicano para la Competitividad, A.C.(IMCO), donde año con año se publican cuáles son las mejores opciones para estudiar la universidad con el mejor retorno de inversión. De tal suerte que una de sus propuestas es:
“Utilizar información, como la que ofrece Compara Carreras, para fomentar que los jóvenes elijan carreras que mejoren su empleabilidad. De la mano de promover carreras técnicas como una alternativa rentable que sea valorada por el mercado laboral y potenciar la matrícula en áreas relacionadas con la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés)”, según el estudio de 2024.
Dicho discurso, que viene desde la OCDE, busca que los jóvenes se adapten a las necesidades del mercado y piden que los planes de estudio se alineen con esa estrategia. Pero ¿qué hay de la pasión y la vocación? ¿Y si mis habilidades y gustos no coinciden con lo que pide la industria? Entonces ahora comprendemos desde donde viene el discurso de: “si estudias música te morirás de hambre”, no es algo que inventaron los papás para desalentar talentos, es una desigualdad que se gesta desde la escuela y la empleabilidad.
Compara Carreras también sitúa a la música como la cuarta carrera, de las 10 con mayor porcentaje de informalidad. Aunque no define cuáles son sus ingresos, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI dice que las personas que de dedican a este rumbo ganan 6,980 pesos mensuales en promedio. En su contra parte, el Observatorio Laboral de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) apunta que el ingreso promedio para la música y las artes escénicas es de 11,888 pesos al mes.
Las estadísticas anteriores coinciden con la celebración a Santa Cecilia: hay quienes rinden una ofrenda a dicha patrona para que los bendiga con trabajo todo el año. Cuando la música no se reconoce socialmente como una profesión, aumenta la incertidumbre financiera. Según el estudio del IMCO, el 61.5% de los que se dedican a este rubro son subordinados, mientras que el 32.9% trabaja por su cuenta.
¿Cuántos de los músicos cuentan con seguro social, un sistema de retiro o si quiera prestaciones de básicas? Aunque esas necesidades están escritas en la Ley Federal De Trabajo en su segundo artículo, no son una realidad para esta profesiones ni para muchas otras de las artes.
Aún con todo este contexto en contra, es posible vivir bien de la música y hacerla como una profesión única. Es más difícil que muchas otras, ya que requiere un nivel de vida complicado por las jornadas de trabajo desiguales, pero hay quienes se dedican profesionalmente a esto. Esta ocupación es tan celosa y compleja que, para hacerlo de manera profesional, se requiere de un tiempo completo, según cuentan los mismos músicos. “Cuanto no tengas evento, hay que estudiar en casa”.
El tercer elemento en esta ecuación es la educación musical en México y las opciones que hay para estudiarla a un nivel universitario. Es cierto que los planes de estudio y las necesidades del mercado van en contra, pero es importante abrir el panorama desde casa para apoyar a quien quiere aventurarse a estudiar música desde pequeño.
Pareciera que en la escuela solo existen las materias exactas como física y matemáticas, pero también son importantes las artes. El desdén empieza desde que se considera a la música, la danza y las artes plásticas o escénicas como una pieza complementaria en la currícula escolar. La sensibilidad y conocimiento que otorgan dichas materias son importantes para la expresión y desarrollo corporal y mental.
Cuando en el ceno familiar se reconozcan a las artes como un igual de las ciencias exactas, podría empezar un proceso para desafiar el discurso del mercado, donde solo las tendencias de la industria tienen lugar. Por lo tanto, si el Estado no tiene o quiere la disposición por acercarnos a la música, hay que buscarlo en casa con maneras propias y a sus posibilidades. Las artes no sólo son un derecho, también una necesidad.