
Politólogo de formación y periodista por vocación. Ha trabajado como reportero y editor en Reforma, Soccermanía, Televisa Deportes, AS México y La Opinión (LA). Fanático de la novela negra, AC/DC y la bicicleta, asesina gerundios y continúa en la búsqueda de la milanesa perfecta. X: @RS_Vargas
Mr. Cab Driver
No me da vergüenza ser temporalmente conductor de Uber, es más digno que resignarme a la mala paga y al maltrato laboral. ¡Carajo, tengo 28 años de carrera y dos libros escritos! Por lo menos acá me divierto y acumulo historias para contar más adelante.


No me da vergüenza ser temporalmente conductor de Uber, es más digno que resignarme a la mala paga y al maltrato laboral. ¡Carajo, tengo 28 años de carrera y dos libros escritos! Por lo menos acá me divierto y acumulo historias para contar más adelante.
En la vida me dan miedo muchas cosas, menos trabajar. Por eso ahora, como en otras dos ocasiones, me he puesto detrás del volante de un auto de alquiler mientras analizo hacia dónde se dirige mi futuro.
Hace dos meses, después de una indecente propuesta económica, renuncié al diario de provincia en el que trabajaba. Por eso no me da vergüenza ser temporalmente conductor de Uber, es mucho más digno que resignarme a la mala paga y al maltrato laboral. ¡Carajo, tengo 28 años de carrera y dos libros escritos! Por lo menos acá me divierto y acumulo historias para contar más adelante.
Tampoco me dio pena manejar para Didi en el 2019 o conducir un radiotaxi “semipirata” antes de la masificación de las citadas aplicaciones en la Ciudad de México hace ya una década. De hecho, esa fue una experiencia muy divertida.
Después de la entrevista con el administrador del “changarro”, tuve que comprarle un radio a mi auto, me asignaron un número, el 04, y me dieron una lista de claves que tenía que dominar a la perfección. ¡Sentía que trabajaba para un cuerpo policial!
Trabajaba de seis a 10 de la mañana y de seis a 10 de la noche… o hasta que el trabajo acabara. Había cuatro “bases” repartidas entre Narvarte y la colonia del Valle. Yo me tenía que estacionar en alguna de ellas y por radio me avisaban cuando había un servicio. Había una tarifa fija y después se cobraba por kilómetro recorrido o por tiempo. La tarde de un lunes, cuando no llevaba ni un viaje y leía una novela en el auto, el administrador me pidió por radio que lo llamara por teléfono:
-Como veo que no ha tenido trabajo, le tengo un servicio “especial”, 04.
El encargo era pasar a un edificio de la calle Tlacoquemécatl, en la colonia del Valle, por una escort y llevarla con un cliente, que resultó ser un conocido conductor de televisión. La señora de unos 55 años, argentina ella, no me dirigió la palabra en todo el viaje. Únicamente me pidió que la esperara el tiempo que fuera necesario. Para mi “desgracia” el tipo resultó ser un eyaculador precoz, y la madame bajó antes de 40 minutos. Lástima, si la espera pasaba de la hora, hubiera cobrado el doble. No dejo de reír cuando veo al tipito en la televisión. Las “aventuras sexuales” son un común denominador entre los conductores de taxi. Un conocido me contó que un hombre le hizo una propuesta para pasar juntos la noche, a mí una pareja swinger que “levanté” en un bar me invitó a seguir la fiesta con ellos en su departamento. Pero también una actriz de reparto de Televisa me pidió que entrara con ella a un recital del pianista Héctor Infanzón luego de que su pareja la dejara plantada. Al igual que la escort argentina llamaba al sitio para pedir un servicio personalizado.
-¿Qué les dio, 04?, me preguntó el administrador del sitio. Confianza y seguridad, sólo eso.
La actriz sólo quería platicar, como aquella empleada de comunicación social de Presidencia de la República, una duranguense arrogante que me pidió mi currículum vitae y con la que salí algunas veces meses más tarde. No me puedo olvidar el día que un colega periodista me llamó, tras pasar por una señorita despechada al aeropuerto, para “pedirme el paro” porque estaba con cinco chicas guerrerenses en un bar. ¡Lástima, lo deje solo!
Una querida amiga siempre dice: “¿Por qué a nosotros todo nos cuesta el doble?” Es algo que a veces me cuestiono. No sé la respuesta y no me interesa. Pero reconozco que las buenas rachas y los buenos momentos, como tener la responsabilidad de encabezar una redacción, ser el responsable de la información de una página web o un programa de TV, las disfruto tanto como unas buenas vacaciones, comer en algún restaurante caro, las presentaciones de mis libros o responder los comentarios de mis lectores. Ahora es momento de comenzar una vez más y como dice el hoy famoso Paul Villafuerte (si no lo conocen búsquenlo en cualquier red social): “Es sin miedo al éxito, papi”.