Los dos aciertos de AMLO con el Poder Judicial
Libertad bajo palabra

Periodista y abogado con más de 35 años de trayectoria. Reportero, comentarista y consultor experto en temas jurídicos. Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo 2011. Especialista en el Poder Judicial de la Federación y analista político.

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Los dos aciertos de AMLO con el Poder Judicial Los dos aciertos de AMLO con el Poder Judicial
En un régimen ultra presidencialista y de corte populista setentero, ninguna decisión importante ha escapado a la aprobación desde el despacho principal en Palacio Nacional. Errores exaltados como virtudes, imposiciones, caprichos e irresponsabilidades fueron el toque personal de los últimos 6 años. En ese contexto el gabinete siempre fue el presidente. Andrés Manuel López Obrador, habla durante una conferencia de prensa matutina este martes, en Palacio Nacional. Foto: EFE/ Isaac Esquivel.

En un régimen ultra presidencialista y de corte populista setentero, ninguna decisión importante ha escapado a la aprobación desde el despacho principal en Palacio Nacional. Errores exaltados como virtudes, imposiciones, caprichos e irresponsabilidades fueron el toque personal de los últimos 6 años. En ese contexto el gabinete siempre fue el presidente.

Durante la administración que concluirá en 60 días es complicado encontrar aciertos incuestionables tal y como lo muestran indicadores medibles en materia de salud, educación, seguridad, competitividad, impunidad, corrupción, Estado de derecho y muchos otros más. Desde la subjetividad del que escribe, sobresalen 2 decisiones significativas respecto a la Suprema Corte de Justicia que fueron notoriamente atinadas, aunque es pertinente dejar claro que en perspectiva resultaron involuntarias. Me refiero a la incorporación en ternas distintas tramitadas ante el Senado para designar a Juan Luis González Alcántara Carrancá y Margarita Ríos Farjat ministros del Máximo Tribunal.

Su elección ante la Cámara Alta fue respaldada pensando en su incondicionalidad y fue ahí donde afortunadamente falló la expectativa del Ejecutivo que a fuerza de decisiones objetivas e independientes advirtió que con ambos perfiles se rompió el molde de la obediencia ciega. El cálculo personal del primer tabasqueño del país falló, no sin antes reclamar públicamente a sus elegidos la resistencia estoica a las genuflexiones.

Como haya sido, Andrés Manuel López Obrador atinó en permitir que Ríos Farjat y González Alcántara Carrancá llegaran a la Corte. Insisto, aciertos involuntarios que permitieron sumar en diversas decisiones 8 votos coherentes para anular aberraciones jurídicas aprobadas en un Legislativo que pisoteó sus propios procedimientos para aprobar las iniciativas violatorias de la Constitución del presidente.

Ministra y ministro respaldados por la 4T para sumarse al Poder Judicial fueron llamados traidores desde los sectores más radicales del gobierno al propiciar reveses que permitieron a la Corte sacudirse los lastres dominantes del régimen. Ese proceder vertical y autónomo compensó favorablemente el sometimiento de Yasmín Esquivel, Loretta Ortiz, Arturo Zaldívar y Lenia Batres, cuya designación como ministra ha sido la más vergonzosa de la historia por su grado de ignorancia jurídica y actitud abiertamente saboteadora.

Este contexto de aciertos involuntarios, leídos como errores desde la propia conciencia destructora de AMLO fue uno de los factores que le empecinó para vengarse con premura del único poder contuvo los excesos de su autoritarismo. La revancha presidencial se convirtió en un tema personal que le obsesiona para destruir la independencia judicial que vehementemente ha defendido Norma Piña y los colegas que la respaldan en la Suprema Corte y el Consejo de la Judicatura Federal.

La reforma judicial como ha sido planteada, vulnera ante la mirada del mundo la viabilidad de la democracia constitucional mexicana. Por eso en el último mes del sexenio y en la legislatura que trata de ser dominada por una sobrerrepresentación abusiva, se ejecutará el golpe al Poder Judicial para imponer la elección por voto popular de ministros, magistrados electorales y funcionarios responsables de la operación de la disciplina y administración judicial en todo el país.

En la pasada elección estuvo también en juego la autonomía de la Corte, a pocos les importó. El resultado abrumador a favor de Morena, no necesariamente da en automático mayorías absolutas, de ahí el tema crucial de la interpretación de las reglas de representación que arrancan con la propia Constitución y su espíritu para permitir el reconocimiento de las minorías en un sistema que trata de ser pervertido.

El sistema que nos rige, a pesar de quienes dicen mañosamente lo contrario, fue pensado para reducir gradualmente los impactos de mayorías abusivas, es decir el partido o fuerza favorecida en las urnas no puede tener un porcentaje de control en el Congreso mayor a la proporción de los votos obtenidos en conjunto. El dilema a resolver es la distorsión que pretende hacer prevalecer Morena y sus aliados políticos para aplastar a las minorías.

El partido de AMLO ganó inobjetablemente con un 56% y esa ventaja se pretende incrementar artificialmente con artimañas para abonar otros 20 puntos que no se ganaron en las urnas. Se intenta castigar a los partidos perdedores para mitigar su representatividad reconocida en la ley destinada a balancear fuerzas en el Congreso. El desbalance de la sobrerrepresentación que se avecina no tiene precedente en la historia reciente, un auténtico agandalle que anula el espíritu de un sistema equilibrado como lo determina la propia Constitución.

La Sala Superior del Tribunal Electoral, por cierto, incompleta en su integración a causa de la displicencia del propio Senado de la República, será la que decida en última instancia este tema. ¿Qué interpretación darán los magistrados para analizar este golpe fríamente calculado? 

No tengo duda que los magistrados electorales entienden los alcances de su resolución ¿Estarán plenamente conscientes del juicio histórico que se hará sobre su interpretación, análisis y voto final? Las consecuencias de sus decisiones como juzgadores los acompañarán para el bien o la perdición de la democracia mexicana. Si alguno o alguna están pensando asumir el riesgo de darle mayorías absolutas a Morena que no fueron ganadas con votos ciudadanos pervirtiendo las reglas de representación legislativa, deberían pensarlo detenidamente porque la infamia los podría abrazar el resto de sus vidas.

La solución es jurídica y admite diversas interpretaciones del artículo 54 constitucional, sin embargo, el reto es desentrañar cuál es el bien que la ley suprema intenta proteger. La respuesta no admite demasiadas maromas.

De la integración final del Congreso de la Unión y el reconocimiento de sus minorías dependerá el destino de todas las iniciativas por venir, entre ellas la muy cantada al Poder Judicial, que irónicamente a través del Tribunal Electoral podría ser su epitafio como factor de equilibrio ante el autoritarismo absoluto.

Claudia Sheinbaum verá marcado su destino a través de esta decisión y sus consecuencias. Nada permite anticipar que su estilo de gobernar será menos radical que el de su promotor, ni siquiera se podría asegurar que tenga intención real para desprenderse de la influencia de un maximato operado desde Palenque en los próximos años.

Todos los logros democráticos de las últimas 3 décadas están en riesgo, así de importante es lo que viene desde la Sala Superior de un errático Tribunal Electoral que tiene ante sí la resolución que marcará su destino institucional.

EDICTOS

Para hablar de méritos en tiempos olímpicos, es necesario hacer un gran reconocimiento a todos los atletas que nos representan en París. Contra todas las inercias, corruptelas y abandono gubernamental tratan de competir con lo mejor del mundo en franca desventaja, dándolo todo para ubicar su nivel en estándares de exigencia superlativa. A muy pocos les alcanza o alcanzará para una medalla, que en este contexto resulta francamente heroica. Independientemente de la cosecha que se obtenga en los Juegos Olímpicos, Ana Guevara tiene un lugar reservado en la ignominia dominada por las corruptelas e incapacidad que le han caracterizado como funcionaria pública.

Aplauso para nuestros deportistas y por favor, no permitamos que nadie se cuelgue políticamente de sus encomiables logros.

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