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Periodista especializada en perspectiva de género, miembro de Frontline Freelance. Es titular de la Unidad de Investigaciones Especiales en Once Noticias Digital y hace consultoría en comunicación y gestión de crisis. Con ellas y por ellas.
Twitter: @anagupin
¿Las mujeres pueden ser infieles económicamente?
¿Es lo mismo que una mujer oculte su sueldo real a su pareja a que un hombre lo haga? Digamos que sí, pero ¿tiene las mismas motivaciones o las mismas consecuencias? Definitivamente no.
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¿Es lo mismo que una mujer oculte su sueldo real a su pareja a que un hombre lo haga? Digamos que sí, pero ¿tiene las mismas motivaciones o las mismas consecuencias? Definitivamente no.
En días pasados asistí a la presentación del libro “Vivir como reina y gastar como plebeya” de Regina Reyes Heroles, una de las periodistas que más ha escrito sobre negocios y finanzas en el país. La presentación sucedió en un contexto que nos permitió a muchas mujeres compartir nuestras experiencias relacionadas con el dinero y las limitaciones u oportunidades que vivimos como niñas y ahora como mujeres dependiendo del respaldo económico que tuviésemos.
Llamó mi atención que la mayoría de las mujeres terminó hablando del dinero y de su relación de pareja. De ahí que mencionaran el término infidelidad financiera, que en palabras de la experta en finanzas y fundadora de Café de Finanzas, Marilú Ayala, es cuando no hablas de dinero ni finanzas con tu pareja: es decir, cuando no sabes cuánto gana, si tiene deudas, compromisos o inversiones, pero también sucede cuando se toman decisiones unilateralmente en cuestiones de dinero o cuando, sin informar a la pareja, se toma dinero de un fondo de inversión conjunto rompiendo acuerdos y confianza a la que se ha llegado como dos personas en una relación.
Una de las asistentes compartió un consejo que le dio otra amiga: “nunca le digas a tu pareja cuánto ganas exactamente y mejor haz un fondo de emergencia para ti, no sabes cuándo puedes necesitarlo”. Para mí, que he escrito y me he interesado tanto en temas relacionados con la independencia financiera, tenía todo el sentido del mundo hacerlo así (porque el consejo lo dio una mujer tratándose de un hombre), considerando que en México han vivido violencia económica por lo menos el 47.3% de las mujeres cuyo estado civil es separada, divorciada o viuda y el 28.1% mujeres casadas, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Pero para mi sorpresa, me guardé las porras, porque la mayoría de las asistentes se mostró en desacuerdo con el consejo de (como mujer) no decirle a tu pareja (hombre) cuánto ganas exactamente, porque, según ellas, cuenta también como infidelidad financiera. “Tú te enojarías si tu marido hiciera lo mismo, ¿no?”, cuestionaron. Y aunque entiendo su punto no pude evitar pensar en una equivalencia recomo la del racismo inverso, que por cierto no existe.
¿Es lo mismo que una mujer oculte su sueldo real a su pareja a que un hombre lo haga? Digamos que sí, pero ¿tiene las mismas motivaciones o las mismas consecuencias? Definitivamente no.
Para empezar porque si un hombre decide omitir información es para no dar más dinero a la familia entera y no porque necesite protegerse de una potencial situación de violencia. En el caso de las mujeres no reportar esos ingresos, en la mayoría de los casos, no tiene que ver con gastos personales sino para su protección y la de sus dependientes (hijos o padres). Este prejuicio es claramente una generalización, pero si generalizo es porque la violencia económica es un fenómeno estructural.
Las consecuencias tampoco son las mismas porque si una mujer no reporta ni aporta todos sus ingresos ni su pareja ni su familia quedará sin sustento, porque existe otro ingreso (y mayor). Por el contrario, cuando un hombre omite una porción de los ingresos sí afecta a la vida familiar, considerando solamente la existencia de una brecha salarial por género, que en México es de 14%, de acuerdo con el Instituto Mexicano para la competitividad (IMCO).
Como parte de esta reflexión pregunté a mis conocidos quién sabe cuánto ganan sus parejas. La mayoría de los hombres me dijo que sí, mientras que la mayoría de las mujeres dijo que no. Entre las principales razones que me dieron para no hacerlo destacan: ella gana más y no quiere hacer sentir mal a su pareja, su relación no ha llegado a ese punto de seriedad y no suelen hablar sobre finanzas.
Dicho esto, quiero aclarar que este texto no busca exhortar a las mujeres a ocultar cualquier tipo de información a sus parejas, no sólo financiera. Lo que sí busca es incitar a más personas a entablar pláticas de dinero no solo con sus parejas sino con amigxs y familiares, pero también a hacerlo desde una perspectiva de género, pues es fundamental porque el dinero y nuestro acceso a él sigue siendo diferenciado respecto a los hombres.
Adicionalmente, Marilú Ayala recomienda que las mujeres inviertan tiempo en su propia formación y educación financiera para llegar con más y mejores herramientas a una plática de finanzas con su pareja, cuyo principal objetivo debería ser establecer acuerdos justos y claros.
Existen opciones gratuitas y con contenido de gran calidad, que yo personalmente escucho, como el podcast Café de Finanzas o Cooltura Financiera, así como los cursos gratuitos que suele sacar el Banco de Mexico.
Existen opciones para protegernos de la violencia económica más allá del silencio y la educación es una de ellas.