La cultura como palanca para la acción climática en México: Una oportunidad para el 2025

Director regional del British Council para México y el Caribe. A lo largo de sus más de 20 años de trayectoria en la organización ha desempeñado diversos roles, tanto en la sede central en Londres como en el extranjero. Fue director de programas en Nigeria y director de la oficina en Colombia y Perú. Es deportista y dedica tiempo como entrenador de futbol para jóvenes en el ámbito comunitario.

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Foto: Unsplash

La crisis climática global ya no es una amenaza distante, sino una realidad que impacta todos los ámbitos de nuestra vida, desde la seguridad alimentaria hasta los patrones de migración. En México, los efectos de esta emergencia son evidentes: temperaturas récord, huracanes más intensos, sequías prolongadas y una pérdida alarmante de biodiversidad.

Sin embargo, en este panorama desafiante también yace una oportunidad extraordinaria: transformar los retos climáticos en catalizadores de cambio a través de la cultura.

México tiene la responsabilidad y privilegio de asumir un papel líder en la agenda climática global. El país no solo es uno de los más megadiversos del mundo, sino también un epicentro cultural reconocido por su riqueza artística y patrimonial. Esta intersección entre biodiversidad y cultura ofrece una oportunidad única para posicionar a la cultura como una palanca clave en la promoción de cambios sostenibles.

La cultura tiene la capacidad de conectarse emocionalmente con las personas, influir en sus comportamientos y modelar sus hábitos. En un país como México, donde los festivales, las ferias y los eventos culturales movilizan a millones de personas cada año, el potencial de este sector para impulsar la acción climática es inmenso. No se trata solo de sensibilizar al público sobre la crisis climática, sino de promover cambios tangibles en el consumo de recursos, la gestión de residuos y la adopción de prácticas sostenibles en la vida cotidiana.

Un ejemplo claro de esta sinergia entre cultura y sostenibilidad es el Festival Internacional Cervantino, que en ediciones recientes ha integrado iniciativas de gestión de residuos y uso eficiente de energía. Incluso, eliminaron los tradicionales fuegos artificiales de su inauguración y clausura. Este tipo de acciones no solo generan impacto inmediato, sino que también establecen un precedente para otros eventos culturales en el país. Iniciativas como el “Programa de Cultura Circular” del British Council, que ha apoyado a festivales en América Latina para adoptar prácticas ambientales responsables, podrían adaptarse y ampliarse en el contexto mexicano.

El British Council, presente en México desde hace siete décadas, ha desempeñado un papel crucial en la promoción de acciones para contrarrestar el cambio climático a través de la cultura. Programas como “Cultura Circular” han empoderado a más de 20 festivales locales y a agentes culturales a adoptar modelos sostenibles, fomentando el intercambio de buenas prácticas entre México y el Reino Unido. Este compromiso reafirma el poder transformador de la cultura como motor de cambio social y ambiental.

Por ello, una nueva edición del programa Cultura Circular será lanzada en febrero 2025, y las entidades culturales interesadas pueden prepararse desde ahora para inscribir sus eventos y postularse para recibir financiamiento del British Council para proyectos ambientales. Más información sobre los requisitos de elegibilidad y otros detalles están disponibles en la página web del British Council.

En las últimas décadas, México ha demostrado un compromiso creciente con los temas ambientales, desde su participación activa en el Acuerdo de París, hasta la implementación de estrategias nacionales de biodiversidad y cambio climático. Sin embargo, los desafíos persisten. La deforestación, el aumento de las emisiones de carbono y la urbanización descontrolada son problemas que requieren soluciones inmediatas y colaborativas.

La integración de la cultura en la agenda climática podría ser una de esas soluciones. Por ejemplo, los pueblos originarios de México, guardianes de conocimientos ancestrales sobre la gestión de recursos naturales, podrían desempeñar un papel crucial en la divulgación de prácticas sostenibles. Incorporar este conocimiento a plataformas culturales como festivales, exposiciones y otros, no solo enriquecería el discurso climático, sino que también destacaría la diversidad cultural del país como un recurso invaluable en la lucha contra el cambio climático.

México tiene una gran oportunidad de influir en el debate global mediante la presentación de casos de éxito que integren cultura y sostenibilidad. Las alianzas internacionales, como las promovidas por el British Council, pueden ser clave para amplificar el impacto de estas iniciativas y posicionar a México como un líder en la transición hacia una economía verde.

Los eventos culturales que se celebren, tanto a nivel local como internacional, podrían servir como vitrinas para demostrar cómo la cultura puede ser un aliado estratégico en la lucha contra el cambio climático. Imaginemos un festival en Oaxaca que combine exposiciones de arte contemporáneo con talleres sobre energías renovables, o una feria en Chiapas que destaque las prácticas de agricultura sostenible de los pueblos originarios. Estas iniciativas no solo inspiran, sino que también educan y movilizan a las comunidades hacia la acción.

La transición hacia un futuro más sostenible no será posible sin repensar la forma en que vivimos, consumimos y nos relacionamos con el medio ambiente. La cultura tiene el poder de acelerar esta transformación, conectando a las personas con la necesidad de actuar frente al cambio climático de una manera que las cifras y los datos científicos no siempre pueden lograr.

México está llamado a liderar con el ejemplo, mostrando cómo la cultura puede ser un motor para la acción climática. Este es el momento de repensar cómo nuestros eventos culturales, nuestras tradiciones y nuestra creatividad pueden contribuir a un mundo más sostenible. Es una responsabilidad, pero también una oportunidad para posicionarnos como un referente global en la intersección entre cultura y sostenibilidad.

*Darren Coyle es el Director regional del British Council para México y el Caribe

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