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Doctora en Comunicación y Pensamiento Estratégico. Dirige su empresa BrainGame Central. Consultoría en comunicación y mercadotecnia digital, especializada en tecnología y telecomunicaciones. Miembro del International Women’s Forum.
IA como juez y carcelero: las cárceles inteligentes
Aunque la IA puede ser una solución innovadora para mejorar la rehabilitación y seguridad de reclusos, también plantea serios dilemas éticos.
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Aunque la IA puede ser una solución innovadora para mejorar la rehabilitación y seguridad de reclusos, también plantea serios dilemas éticos.
La Inteligencia Artificial (IA) se considera cada vez más como una solución para muchos de los retos sociales, y el sistema penitenciario es uno de ellos. Durante años ha estado lleno de críticas y en busca de iniciativas que mejoren la rehabilitación de los internos, aumenten la eficiencia operativa, y garanticen tanto la seguridad de los reclusos como del personal penitenciario. Sin embargo, de los datos recopilados sobre estos prisioneros, y en aras de ayudar a su tratamiento y adaptación a sus condiciones de vida, nacerán nuevos problemas.
Potencialmente la Inteligencia Artificial sería benéfica para las cárceles en cuanto permitiese incorporar tecnologías como reconocimiento facial y sistemas de monitoreo para detectar conductas anómalas como: autoagresiones, peleas, malos tratos, entre otras., establecer programas de rehabilitación personalizados ajustados a las necesidades de cada interno, examinar los datos de cada persona y sugerir terapias adecuadas, oportunidades para la formación de capacidades y empleo para que a su salida, los presos sean bien integrados en la sociedad.
La vigilancia constante por medio de sensores y cámaras gobernados por Inteligencia Artificial también reducirá la violencia interna y aliviaría la pesada carga de trabajo de los funcionarios penitenciarios, liberándolos para tareas en las que se requiere el criterio y empatía de una persona. En teoría, el resultado debería de ser un ambiente mucho más seguro y humano que el actual, tanto para los presos como para sus custodios. Sin embargo y a pesar de estos posibles beneficios, hay graves dilemas éticos. Si los reclusos y custodios son vigilados constantemente y observados todo el tiempo, su vida privada sería gravemente afectada.
Puede que los sistemas penitenciarios con Inteligencia Artificial generen muchos beneficios, pero plantean problemas éticos y de protección de la privacidad importantes, por lo que es imperativo examinarlos minuciosamente si queremos evitar que aparezcan toda una serie de errores e injusticias. Países como Finlandia, Hong Kong y Reino Unido han adoptado la idea de prisiones inteligentes en sus sistemas penitenciarios, pero ¿En qué medida podemos confiar en una máquina para tomar decisiones cruciales acerca de la libertad y la rehabilitación de seres humanos? Los algoritmos siempre contienen sesgos y errores que podrían tener graves consecuencias para la vida de los presos.
Si la Inteligencia Artificial se convierte en el tomador de decisiones, el sistema penitenciario podría perder completamente la humanidad. Los prisioneros quedarían convertidos en mera información y dejando de ser para el programa informático seres humanos individuales con sus propias exigencias y dignidad. El otro grave problema son la posibilidad de prejuicios inherentes al racismo y la desigualdad de alguna de las personas que programan las IA, mismos que serían replicados por el sistema potenciando y generando nuevas formas de desigualdad e injusticia.
La introducción de IA en las cárceles es una idea que recién comienza. Es crucial para evaluar la eficacia y ética de estas tecnologías que se realicen experimentos y proyectos piloto. Es esencial que cualquier aplicación de la IA en el sistema penitenciario sea sometida a una estricta supervisión y que exista total transparencia para que no se violen los derechos humanos, se minimice el riesgo de sesgo o error y también se garantice una atención equitativa a cada caso.
La búsqueda de respuestas técnicas a complejos problemas humanos no es un tema cumplido y probablemente no lo sea en un futuro cercano. Si bien la tecnología puede proporcionar herramientas que permitan mejoras en la seguridad y su eficacia, necesitamos recordar que la justicia debe estar basada en el ser humano, en respetar sus derechos humanos y su dignidad, poniéndolo siempre como una prioridad.