


Nunca es tarde para que la vida cambie.
En una breve charla en el Festival Internacional de Cine de Morelia, el cineasta argentino Luis Ortega comentó que cuando supo que iba a ser padre el miedo lo llenó de pesadillas, una serie de cuestionamientos sobre la paternidad, los cuidados, el saber si estaba listo le invadieron. Poco a poco esa incertidumbre se fue trasladando a la pantalla de su computadora y apuntes, después se encontró con un personaje muy peculiar, Maxi el ruso de Sebastopol, un personaje que un día se encontró Luis y le llamó la atención, así que lo siguió y supo que tenía el combo para su historia. Fue una manera de tener el control y de a poco ya tenía un guion, fue volver al ruedo a abrir su ser casi como sucedió con “Caja negra” película que filmó hace dos décadas y que le valió sendos reconocimientos y quizá demasiada exposición para un ser tan sensible.
Sobre El jockey, Ortega echó mano de un viejo conocido el actor argentino Nahuel Pérez Bizcayart, un histrión como pocos que es capaz de transformarse con sólo agudizar la mirada, al equipo se añadió otro personaje camaleónico, el mexicano Daniel Giménez Cacho y la española Úrsula Corberó, tercia que junto con el resto del elenco dieron forma a ese cuento fantástico de un jinete de caballos que se pierde a sí mismo y de desdobla, en realidad todos están un poco con el horizonte al revesado, hay una serie de referencias a escritores como Coetzee, pero también a Chaplin, junto con la esencia propia de los actores y una banda sonora que se inserta en la cabeza por lo buena que es.
Después de leer todo lo anterior, pensarán de qué trata El Jockey, trata de esas vidas que se cruzan sin tener nada en común, justo como pasa en el amor, así como de aquellos vampiros cósmicos que roban energía y no sabemos cómo quitarnos de encima. De esos momentos en la vida en la que quisiéramos volver a nacer. Algo así acontece en El Jockey captado con una estética que remite a los 70 por las calles menos turísticas de la Argentina y con una dinámica casi teatral que cautiva.
Si me permiten la sugerencia, vayan al cine y déjense ir, al salir nos echamos una platicada en redes. Mientras tanto, acá les dejo el tráiler: