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Es política y líder de opinión. Se ha desempeñado como diputada Federal en las Legislaturas LXI y LXIII. Cuenta con más de 20 años de experiencia en análisis político mexicano e internacional. Actualmente se desempeña como empresaria, líder de opinión y columnista en diversos medios de prensa y televisión. X: @asarur IG: @adrianasarur
El entuerto del T-MEC
Sheinbaum, De la Fuente y Ebrard tendrán que estar aguzados en las respuestas a Trump, mediante cartas o llamadas telefónicas y, por otro lado, con Trudeau y sus promesas de campaña.
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Sheinbaum, De la Fuente y Ebrard tendrán que estar aguzados en las respuestas a Trump, mediante cartas o llamadas telefónicas y, por otro lado, con Trudeau y sus promesas de campaña.
En el periodo de Trump como el presidente número 45 se puso en marcha el T-MEC, una actualización del TLCAN que entró en vigor en 1994 y que trajo tantas ganancias (asimétricas) para los tres países miembros. Ahora, con la victoria electoral y el regreso del neoyorquino a la Casa Blanca, en México sabíamos que una de sus “palancas de negociación” -más bien amenazas-, sería este tratado comercial y sus amagos de incrementar las tasas arancelarias.
Sin embargo, los primeros golpeteos no llegaron de Estados Unidos, sino desde Canadá, a unos días después de haberse reunido en la Cumbre del G-20 con Claudia Sheinbaum, el primer ministro Justin Trudeau puso en tela de juicio la permanencia mexicana dentro del acuerdo trilateral; posteriormente el Doug Ford, el ministro de Ontario, región más poblada y con mayor dinamismo económico de Canadá; así como Danielle Smith, ministra de Alberta, han declarado fuertemente que el T-MEC solo debería ser un acuerdo bilateral y dejar fuera a nuestro país.
Lo que se muestra es que tanto canadienses como estadounidenses declaran que México es “la puerta trasera” para que China entre con todos sus productos de manera irregular, cuestión que la presidenta ha desmentido en repetidas ocasionas y con datos duros. La hostilidad no evidente es porque en el país de la hoja de maple ya están en su contienda electoral, en la cual Justin Trudeau acarrea el desgaste natural después de ser primer ministro desde el 2015 y las últimas encuestas reflejan la disminución de su popularidad y con ella también su empuje al T-MEC.
En este sentido, quien ha tomado la voz cantante de sacar a México es Pierre Poilievre, líder de la oposición canadiense. El conservador ha repetido en cada plaza pública que “hará lo necesario para sacar a México del tratado” y esto le ha generado simpatías entre las y los electores, es decir, la población canadiense también toma un sesgo proteccionista e intuyen que México le “estorba” para el fortalecimiento de su economía. Esta percepción, -que abona al discurso opositor-, no están tan erradas, pues su relación con México es de apenas 2 % en importaciones y 9,600 millones en ventas.
Así, el camino en medio del berenjenal del T-MEC apenas comienza, pero ha iniciado rudo. Sheinbaum, De la Fuente y Ebrard tendrán que estar aguzados en las respuestas a Trump, mediante cartas o llamadas telefónicas y, por otro lado, con Trudeau y sus promesas de campaña. Tienen hasta el 2026, pero deben trabajar desde ahora para resolver el entuerto trilateral.