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Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_
A favor de Emilia Pérez
A una película como esta, que desde su concepto de “narcomusical” está llena de absurdos, no se le puede pedir que cargue con la responsabilidad de ser fiel a la realidad.
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A una película como esta, que desde su concepto de “narcomusical” está llena de absurdos, no se le puede pedir que cargue con la responsabilidad de ser fiel a la realidad.
Emitir una opinión positiva sobre la película Emilia Pérez se ha vuelto casi imposible porque los guardianes de la moral han decidido que ya trascendió los límites de la crítica cinematográfica. El tema se politizó y ya no estamos hablando de una película sino de una afrenta al orgullo nacional, o eso dicen.
Es por ello que, aunque hoy me gustaría hablarles de las cualidades de esta película (técnicamente, es mi responsabilidad como periodista), el paradigma cultural exige que me niegue a mí mismo y que hable de otra cosa. No puedo decirles lo entretenida que es, lo energético de sus números musicales, la gran química que hay entre sus actrices protagónicas y -mucho menos- cuántas emociones y risas me generó en su retrato intencionalmente absurdo de la idiosincrasia mexicana.
No, eso sería traición a la patria. Hablemos entonces de cómo, siendo mexicano, yo también he sufrido las consecuencias de la guerra contra el narco ya que, aparentemente, en eso se ha convertido la arena pública, en una competencia por demostrar quién ha sufrido más o quién tiene más derecho a indignarse, aunque esto lo hagan desde la comodidad de su iPhone.
Sí, yo también soy mexicano. Y como mexicano me ha tocado vivir de cerca el dolor de quienes pierden a alguien frente al crimen organizado, he sostenido la mano de un ser querido que lucha por su vida tras ser víctima de la violencia, he sido testigo del desplazamiento de mi familia por escapar de una ciudad rebasada por el narco y he visto a amigos perder sus trabajos, negocios y sustento. Pero nada de esto influye en mi opinión de Emilia Pérez.
Incluso alguien como Guillermo del Toro podría decir lo mismo que yo, pero ya lo destrozaron en redes sociales por tener una opinión positiva de esta película. Creo que Emilia Pérez puso el dedo en la llaga porque, en su forma (no tan) simple y (no tan) llana de decir las cosas, nos obliga a preguntarnos como mexicanos qué tanto de lo que actualmente vivimos como sociedad es consecuencia de nuestra propia identidad cultural.
Emilia Pérez es un bofetón, y a nadie le gusta estar del lado que recibe la bofetada. Es, entre otras cosas, una crítica a la cultura mexicana, pero a los mexicanos no nos gusta que el resto del mundo nos critique. Yo quisiera saber, ¿por qué aceptamos elogios cuando una producción hollywoodense como Coco (2017) presentó una versión infantilizada de nuestra necrolatría, o cuando las películas de James Bond convirtieron nuestra superstición en un mega espectáculo, pero nos ofendemos porque Emilia Pérez las cuestiona?
Pienso que no se puede estar a favor o en contra de Hollywood a conveniencia, a favor o en contra de la industria cinematográfica sólo porque hablan bien o mal de nosotros. No entiendo los argumentos de quienes acusan a Emilia Pérez de ser propagandística cuando el cine es, en esencia, propaganda. Mucho menos entiendo a quienes atacan o defienden una película por los premios que podría recibir. Si no les gusta la propaganda, ¿por qué ven cine? Si no les gusta Hollywood, ¿por qué le dan importancia a un premio como el Oscar?
Para toda esa gente, yo tengo una solución: Apáguenle. No vean cine. No vean entregas de premios. No paguen una suscripción a Netflix. Sean congruentes. Yo también creo en el poder de un boicot, pero entonces tómenselo en serio. Lo que Emilia Pérez trajo a las redes sociales no fue un renovado sentido de comunidad y mucho menos la unificación de los pueblos latinoamericanos en contra de una película, trajo de vuelta el activismo de escritorio de quienes piensan que pueden acabar con el colonialismo mientras se quejan en la red social de Elon Musk y beben un café de Starbucks.
Yo tenía toda la intención de hablarles de una película, pero los verdaderos patriotas dicen que con Emilia Pérez hay que hablar de otras cosas. Hablemos entonces de cómo mucha de la gente que se queja de esta película trabaja para la industria del cine y en los festivales que promueven estas producciones. Yo también estoy a favor de la libertad de expresión, así que hablemos de cómo esta industria (y estos festivales) le dan empleo, oportunidades y exposición a gente que -si entiendo bien- por puro principio no debería aceptar beneficios de esta industria. Pero supongo que esto también es identidad mexicana.
Que sí, que tal vez esta película pudo incluir personajes estadounidenses para balancear la responsabilidad en el tema de la guerra contra el narco. Pero, de hecho, la historia trata menos sobre las drogas que sobre la corrupción y, haciendo un muy básico ejercicio de sinceridad, sólo habría que preguntarnos si somos o no un país rebasado por la corrupción.
A una película precisamente como esta, que desde su concepto de “narcomusical” y desde que inicia está repleta de absurdos, no se le puede pedir que cargue con la responsabilidad de ser fiel a la realidad. Lo que están logrando con tanto escándalo en redes sociales es ayudar a que Emilia Pérez se convierta en un fenómeno y, como todo fenómeno cultural, necesita sus quejosos. Ya el tiempo dirá.
Ahora que finalmente llega a salas de cine en México, mi recomendación es que la vean. Veanla, para no dejar que otros les roben esa experiencia. Veanla, porque es importante hacerse de su propia opinión. Veanla, aunque después de haberla visto decidan unirse al coro de plañideras. Pero, sobre todo, veanla porque es un gran espectáculo y el cine también es espectáculo. Uno que merece ser visto en la pantalla grande.
BREVES
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*Para más información sobre las películas y series comentadas cada semana, visita mi perfil en Letterboxd.