Pesca ilegal en México: la gran amenaza ambiental y económica Pesca ilegal en México: la gran amenaza ambiental y económica
Se calcula que el 40% del total de la captura en México es pesca ilegal. Foto: Eduardo Septimo/La-Lista

¿Imaginas viajar a Acapulco, Los Cabos o Cancún –todas ciudades ubicadas en las costas mexicanas– y que en lugar de comer pescados y mariscos, la única oferta sea carne de res por la falta de políticas públicas que frenen la pesca ilegal? Los alimentos provenientes del mar no solo son parte representativa del turismo en estas zonas, sino que también ayudan a la protección de los océanos y a mitigar el impacto del cambio climático.  

México cuenta con 11 mil 122 kilómetros de litorales, por lo que tiene un enorme potencial pesquero que lo ubica en el lugar 14 a nivel mundial en la producción de este sector, de acuerdo con la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca). Sin embargo, persiste un problema: la pesca ilegal, con consecuencias para la economía del país y para los océanos.  

Desde el pasado 10 de octubre, los puertos de Estados Unidos prohíben el acceso a embarcaciones pesqueras mexicanas provenientes del Golfo de Ulloa, esta medida se sumó a la que impide el paso de la flota proveniente del Golfo de México. Ambas medidas son sanciones contra nuestro país por ser omiso ante la pesca ilegal.  

Es muy fácil culpar a los pescadores de esta situación; no obstante, para Renata Terrazas, directora ejecutiva de Oceana en México, son precisamente este sector y las cooperativas pesqueras las que pueden ayudar a conservar la salud del océano y garantizar sus empleos a largo plazo.

¿Cuáles son los casos de pesca ilegal en México por los que EU impuso sanciones? 

Estados Unidos ha avanzado en la protección de sus mares y ha ido creando marcos normativos que garantizan la protección de mamíferos y de especies amenazadas atacando la pesca ilegal, y eso es lo que exigen a los países a los que les compra producto pesquero. México es el socio principal para Estados Unidos, y viceversa.  

En este sentido, lo que hace la autoridad pesquera y atmosférica de Estados Unidos (NOAA) es analizar qué tanto cumplimos con los estándares que vienen en los acuerdos que hemos hecho con ellos. Así, se identificaron a 16 países –incluido México– que no están combatiendo la pesca ilegal.  

En el caso de México hay dos asuntos que se analizaron y por los cuales hay sanciones. El primero es el Golfo de Ulloa, en la península de Baja California, donde se pesca con redes prohibidas, y estas redes son abandonadas en el mar y quedan atrapadas las tortugas, una especie protegida en México, porque en este país anidan siete de las especies de tortuga que existen en el mundo. La sanción en ese caso es que las embarcaciones de la zona no pueden arribar a puertos de Estados Unidos. 

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En el Golfo de Ulloa, en México, se pesca con redes prohibidas, las cuales son abandonadas en el océano. Foto: Cortesía Oceana

El segundo asunto radica en Playa Bagdad, Tamaulipas. Lo que está sucediendo ahí, según la versión de Estados Unidos, es que los pescadores mexicanos entran en lanchas al territorio vecino para pescar huachinango, una especie de mucha importancia en la actividad pesquera para ambos países. Es curioso porque, aunque México exporta huachinango a EU, compartimos el stock. Es decir, no es como que el huachinango que viene de los mares de EU ve la frontera y se frena, ¡son los mismos! No hay necesidad de cruzar al otro lado, de forma ilegal, para pescar esta especie.  

Estados Unidos ha avanzado en la protección del huachinango y por eso le reclama México que no hacemos nada por evitar que nuestros pescadores entren a sus aguas para pescar a esta especie, así que la sanción es que los barcos del Golfo de México no pueden arribar a puertos de Estados Unidos.  

Estas dos sanciones son solo unas de tantas con las que venimos lidiando cada año. Recordemos que también tenemos un embargo al camarón en el Alto Golfo de California, por lo que ninguna pesquería mexicana puede venderle camarón a EU. 

¿Cómo afectan las sanciones de EU a México por pesca ilegal? 

Cuando se sanciona de esta forma es altamente riesgoso. No es comparable el mercado de Estados Unidos con el mercado nacional. EU paga mejor los pescados y mariscos, pero al no acepar las exportaciones de México lo que ocurre es que los pescadores se quedan con el producto y es más difícil venderlo porque sale más caro moverlo en territorio nacional.  

La pesca ilegal –por sí sola, independientemente de las sanciones– es preocupante. Se calcula que el 40% del total de la captura en México es pesca ilegal, y eso tiene repercusiones para la salud del océano, pero también para el bolsillo de los pescadores y sus familias: entre menos peces en los océanos, hay menos ingresos para los pescadores.  

No se está dimensionando que el sector pesquero puede colapsar. Actualmente el 34% de las pesquerías del país están en deterioro por estas sanciones y por la falta de normatividad para combatir la pesca ilegal. 

¿Qué ha hecho México para combatir la pesca ilegal? 

La mayoría de las decisiones que se toman en este país no son en lugares costeros, por eso hay mucha ignorancia de lo que sucede en la costa, no se alcanza a entender que mucho de nuestro turismo está relacionado con playas y la comida que proviene del mar.  

La administración anterior fue completamente omisa al combatir la pesca ilegal. No solo no avanzamos, sino que el Estado mexicano se replegó, dejó de combatir la pesca ilegal, de tener inspectores de pesca, incluso de formar parte de las acciones para disuadir al gobierno de Estados Unidos de imponer sanciones. No se ha hecho nada para combatir la pesca ilegal, al contrario, lo que ha pasado es que se ha dejado a los pescadores solos.  

La única política pesquera del sexenio anterior fue un apoyo de 7 mil 500 pesos anuales para los pescadores. En seis años no se crearon marcos normativos que requiere el sector pesquero. Y aunque se presentaron 60 iniciativas de ley en la materia, solo se aprobaron seis, las cuales solo son puro “maquillaje”, no representan ningún cambio de fondo. 

¿Los pescadores tienen responsabilidad en la pesca ilegal? 

No. Estamos acostumbrados a responsabilizar a los pescadores, pero en realidad pueden llegar a ser grandes aliados en la protección del océano, y en muchos casos lo son. Hay ejemplos de éxito en el océano que no se explican sin las personas que trabajan en este sector, sobre todo de pescadoras mujeres que rehabilitan bahías, vigilan que la captura se haga de manera responsable y además fortalecen el tejido social desde la concientización.  

Lo que más daña el océano no es la pesca, sino la explotación de hidrocarburos, la minería submarina, los plásticos que arrojamos al mar y los fertilizantes. Aquí la responsabilidad principal la tiene el gobierno mexicano, y de manera particular la Conapesca, porque no implementan las políticas públicas que requiere el sector pesquero para combatir la pesca ilegal.  

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Los pescadores podrían convertirse aliados para la pesca ilegal en México. Foto: Cortesía Oceana

No ha habido un intento por lograr consensos con los pescadores para que acaten ciertas normas. A la autoridad pesquera le corresponde negociar esos acuerdos, implementarlos y vigilarlos, y eso es exactamente lo que no está sucediendo. Es fácil culpar a los pescadores, sin embargo, quien comete pesca ilegal no siempre son pescadores, sino aquellos grupos que no forman parte directa del sector.  

Lo que se requiere es que esta actividad sea regulada. Se tienen que implementar normas y vigilar que se cumplan, y eso es en lo que el Estado mexicano ha fallado. 

¿Desde cuándo la pesca ilegal se volvió un tema recurrente en México? 

Ha sido una constante en diferentes sexenios, pero es innegable que en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador hubo un desmantelamiento al sector desde la Conapesca.  

En la década de 1980, el sector pesquero estaba siendo impulsado con políticas públicas, pero después de esa época se ha abandonado. Y quizás es porque se tiene la percepción de que el Producto Interno Bruto (PIB) de la pesca es mucho menor con respecto a otras actividades; sin embargo, se nos olvida que más de dos millones de personas en México viven de la pesca, son familias costeras que dependen exclusivamente de esta actividad.  

Confiamos en que con la nueva administración puede venir un cambio y que se va a atender al sector pesquero, pues el buen manejo del mismo está vinculado con dos prioridades del sexenio, el cuidado del medio ambiente y la seguridad alimentaria.

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La pesca ilegal representa una amenaza para otras especies protegidas en México, como la tortuga. Foto: Cortesía Oceana

El nuevo gobierno federal debe entender que el tema pesquero está muy alineado con los compromisos ambientales, no pueden ir por separado ni pensar que están en dimensiones distintas. Tenemos una gran amenaza al océano, que es la pesca ilegal, y es urgente combatirla. México necesita generar una política integral de combate la pesca ilegal.  

Necesitamos proteger hábitats marinos de la mano de los pescadores, proteger sitios de reproducción de especies, y todo esto se puede lograr en el corto plazo gracias a las acciones que grupos pesqueros han implementado. Hay que apoyar la creación de zonas de refugio pesquero, pero todo esto requiere el apoyo del Estado, porque hay que vigilarlo, sino llegan los furtivos y capturan todo.  

Lo concreto es apostarle a la generación científica para entender qué es lo que está sucediendo en el océano y en las pesquerías, y actuar de conformidad. 

¿Por qué la pesca beneficia a la salud de los océanos? 

El océano es el gran aliado en el combate al cambio climático. Ayuda a reducir y mitigar los efectos de desastres naturales, como los huracanes e inundaciones. Cuando tienes un océano saludable, cuando tienes los arrecifes de coral y los manglares, reduces riesgos y estragos para las poblaciones costeras. Y, sin embargo, México es un país que le ha dado la espalda a los océanos abandonando completamente al sector pesquero. 

El océano importa en muchas dimensiones: de ahí se produce la mitad del oxígeno, es decir, de cada dos veces que respiramos, una viene del océano, pero eso se nos olvida, porque en México las grandes ciudades no están en la costa, como en otros países. También regula la temperatura y, por lo mismo, es el más afectado con el aumento del calor.  

Pero además, el océano nos da la proteína animal con menos impacto ambiental. Sabemos que la carne vacuna es la que más efectos de gases invernadero produce, y seamos sinceros, no todo mundo va a ser vegano para reducir estos impactos. Sin embargo, el océano nos proporciona una proteína animal con muchísimo nutriente, limpia y con menos emisiones contaminantes, siempre que se haga de forma regular y consciente. 

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La pesca regulada y consciente es un gran aliado para los océanos y el combate al cambio climático. Foto: Cortesía Oceana

Como consumidores, ¿qué podemos hacer para frenar la pesca ilegal y proteger los océanos? 

Cuando decimos que este problema es alrededor del sector pesquero, la gente suele decir: “bueno, ya no voy a consumir pescado ni mariscos”. ¡No! Al contrario, necesitamos personas conscientes que lo sigan consumiendo, porque el mar da para consumir pescados y mariscos, solo hay que hacerlo de manera consciente. La invitación es continúen consumiendo alimentos del mar, privilegiando el pescado y el marisco mexicano, y que empiezan a preguntar de dónde viene.  

Si vas a una pescadería o a un restaurante y pides un pescado, pregunta “¿de dónde viene mi pescado?”, “¿qué pescado es?”. Porque esto va generando una ola de cambio, preguntar esto hará consumidores, proveedores y servicios más consientes. Incluso la autoridad pesquera se dará cuenta de que a los mexicanos les importa saber de dónde viene lo que están consumiendo y empezará a priorizar a este sector, ya no pasará por alto la pesca ilegal.  

El llamado que hacemos para proteger a los océanos es también reducir el consumo de los plásticos de un solo uso. La contaminación plástica es terrible para los océanos porque siempre acaba en los estómagos de los animales marinos, de las aves, y esto genera problemas gigantescos para el hábitat y el equilibrio de los océanos. Hay que imponer la moda del consumo responsable.  

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